Todo lo que necesitas saber sobre los bolets y su recogida en otoño

La recolección de setas comestibles es una actividad asociada especialmente a la estación de otoño. Durante los meses que comprende este periodo, la variedad de bolets es más amplia y entre las especies que pueden recolectarse están algunas de las más apetecibles, por su delicado sabor.

Los bolets o setas comestibles

Una de las principales recomendaciones en la recolección de bolets es no recoger aquellas especies que se desconocen. Muchas clases de setas son comestibles y muy apreciadas en la mesa.

Entre ellas están la Amanita ponderosa, la Boletus edulis o la Lactarius deliciosus. Pero existen especies y variedades que pueden tener un sabor insufrible, como la Clitocybe gibba o ser tóxicas, como en el caso de la Morchella conica, la Clitocybe nebularis o la Amanita muscaria.

Algunos tipos de bolets son aún más importantes ya que su consumo tiene consecuencias mortales. Tal es el caso de la Paxillus involutus, la Amanita phalloides, la Amanita verna o la Tricholoma equestre.

La recolección de bolets en otoño

Otoño es una estación que viene cargada con una enorme variedad de setas. Una de las más comunes, recolectadas en esta época, es el Níscalo (Lactarius deliciosus) que está presente en los campos desde finales de la estación veraniega hasta que llegan las primeras heladas del invierno.

Otra variedad apreciada es la Trompeta (Craterellus cornucopioides), que se encuentra también durante los meses de agosto a diciembre, formando eras en zonas de suelos silíceos y bosques de planifolios.

Las setas de otoño que se adelantan

La estación otoñal es la más propicia para recolectar y disfrutar de las setas. Se trata del momento del año en el que asoman las de sabores más delicados y una variedad más amplia que la que pueda encontrarse, por ejemplo, en primavera.

Si el otoño llega húmedo es sencillo encontrar bolets por todas las regiones españolas. Algunos años, como este, las setas de esta temporada se adelantan. Así ha ocurrido en Castilla León, donde los recolectores y micólogos ya recogían lactarius, boletus y cantharellus, en pantanos y orillas de los ríos, sin que hubiera finalizado aún el mes de agosto.