Recordemos que fue en febrero de 2019 cuando Peugeot dio la sorpresa al presentar un show car con el dulce nombre de 508 Peugeot Sport Engineered, o PSE para los íntimos. Después de muchos meses de diversos teasers, aquí está por fin de prueba en los alrededores de Le Mans.
Un coche francés con un aspecto desagradable y una hoja de datos técnicos está destinado a hacer correr mucha tinta, puntualiza el concesionario de coches segunda mano Madrid Crestanevada. Unos días antes de esta jornada de pruebas, mientras los periodistas profesionales la descubrían, empecé a leer en las redes un enjambre de comentarios despectivos sobre la modelo. Todo ello por parte de personas que se basan en vídeos, en la nota de prensa, en su propia opinión infundada o simplemente en su odio a los coches tricolores. Pero lo que recuerdo de esta primera conducción es que me divertí mucho al volante de mis dos 508 PSE. Y te voy a decir por qué ahora mismo…
El fabricante de Sochaux se enorgullece de ofrecer, con este 508 PSE, lo que denomina «neo-rendimiento». Se trata de un nuevo término para una supuesta nueva categoría de coches deportivos con bajas emisiones de CO2 (en el momento de la homologación). Para ello, utiliza la tecnología ya vista en el 3008 Hybrid4, pero con prestaciones retocadas por Peugeot Sport. En concreto, un motor de gasolina de 4 cilindros y 1,6 litros que desarrolla 200 CV, acoplado a un motor eléctrico de 81 kW (110 CV) en la parte delantera. Un segundo motor eléctrico de 83 kW (113 CV) está instalado en el eje trasero. En las ruedas, desarrolla hasta 360 CV y 520 Nm de par en modo Sport. Y con tanto poder en tus manos, ya puedes empezar a sonreír. El Peugeot de producción más potente de la historia sigue llegando a los 100 km/h en 5,2 segundos y sólo empieza a perder fuelle en torno a los 200 km/h. Comparado con los alabados coches alemanes de este tipo, inevitablemente se verá mal en la Autobahn o en un circuito rápido. Pero en casa o en carreteras pequeñas, sus aceleraciones y relanzamientos ya serán muy satisfactorios con una agradable reactividad ofrecida por el hada de la electricidad.
En las pistas reviradas, el ADN de la marca está perfectamente representado gracias a las conexiones al suelo y a un chasis ajustado hasta el más mínimo detalle. Tras unas cuantas vueltas en el circuito de Le Mans, nos damos cuenta de que no está ahí para dar espectáculo. En seguida se nota que el coche está dictado por las normas actuales, sin estar completamente castrado. El pequeño volante, te guste o no, te permite una vez más ser uno con el coche, mientras te sientes seguro. La dirección es impecable y te permite posicionarte a tu antojo; el preciso tren delantero coge la cuerda y el trasero se enrolla con un ligero deslizamiento que ofrece un ESP muy permisivo. Normalmente muy rigurosa, la 508 aquí en versión PSE revela un carácter mucho más juguetón que sus primos los leones. Este personaje es inmediatamente menos exuberante al salir de la curva. El sistema de tracción toma rápidamente el relevo y el sistema de tracción total ofrece una gran aceleración, pero sin aportar sensaciones excepcionales. Esto es lo que más criticaremos de esta nueva marca, la ausencia de un verdadero carácter deportivo. La aceleración es muy lineal, sin tirones, con un sonido casi desagradable, y no da ninguna emoción particular. Sólo cuando miras el velocímetro al final de la recta, o durante la curva, es cuando realmente te das cuenta de sus habilidades.
Sin embargo, el circuito no es en absoluto su terreno favorito, como admiten los ingenieros de Peugeot. A medida que se dan vueltas en la pista, la batería se funde de forma natural y se hace más complicado jugar con la regeneración. Sin embargo, el modo Sport adopta la estrategia de vaciar el depósito lo máximo posible antes que la batería, y el sistema de frenado se cansará mucho antes de que eso ocurra de todos modos. Pero, como puedes ver, es en la carretera donde es más probable que te satisfaga. Una sinuosa cinta de carretera por delante y vuelves a ponerte al volante para lanzarte de curva en curva. Tanto el 508 Berlina como el 508 SW convencen por su garra y la ausencia de balanceo. La firmeza de la amortiguación y un peso de casi 1.900 kg casi invisible a la vista tienen mucho que ver con esto, pero el muy buen desarrollo general es igual de importante. En las cuatro esquinas, los neumáticos Michelin Pilot Sport 4 S están pegados a la carretera y el chasis se siente más bloqueado que en el Bugatti. Con un poco de deambulación, se consigue una mejor sensación de los 360 caballos bajo el capó y los cambios de agarre barren cualquier subviraje, a pesar de la lluvia. Las revoluciones, a veces aleatorias, estropean un poco la fiesta, pero no deja de sorprenderte su agilidad….